No me gusta alegrarme
cuando le dicen a un entrenador eso de “coge la puerta y vete a tu casa”, pero cuando
me enteré de que el Liverpool por fin le había dado boleto a Brendan Rodgers no pude evitar una
ligera sonrisa. Habrá sido un gran entrenador en otros equipos, pero desde
mediados de la temporada pasada, no ha sido capaz de reconducir al equipo.
Ni reconducirlo, ni
reforzarlo como es debido, ya que para suplir a Suárez no tuvo otra feliz idea
que fichar a Balotelli, al que tuvieron que invitar muy amablemente a que se
buscara otro sitio en el que jugar. Pero no es el único resbalón, ya que para
cubrir el enorme hueco dejado por Steven Gerrard esta temporada se trajo a uno
de los integrantes de la Brasil B, Firmino. Ojo, no digo que sean un par de
paquetes, pero tanto uno como el otro, no han conseguido dar el rendimiento
esperado.
Y ahora ¿quién va a entrenar al Liverpool?
Es un misterio que
seguramente en los próximos días se revele. Por lo pronto la presa inglesa está
fantaseando con dos hombres de perfil bastante diferente, por un lado el alemán
Kloop, el cual encajaría a la perfección con una afición tan apasionada como la
del Liverpool y por otro el del Ancelotti, el cual ha afirmado hace unas pocas
horas, no saber nada de nada de los Reds.
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